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En medicina, diagnosticar el cáncer y definir el mejor tratamiento es clave para la sobrevida del paciente. Por eso, desde la ciencia se han buscado diferentes formas de mejorar ambas tareas.

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Un ejemplo de esta búsqueda se da para el cáncer de pulmón.

  CÁNCER DE PULMÓN  

INNOVAR PARA DIAGNOSTICAR

Para el cáncer de pulmón en particular, la tasa de sobrevida a cinco años de detectada la enfermedad es de 21 %, pero si el cáncer se diagnostica en etapas tempranas —y no está diseminado fuera del pulmón—, la probabilidad de sobrevida aumenta a 63 %. 

 

Una vez detectado, definir el tratamiento es otro paso importante, y para eso se realiza un estudio de laboratorio que analiza la muestra de tejido pulmonar en busca de moléculas que se producen en las células cuando hay un tumor. Estas moléculas se conocen como marcadores tumorales y su identificación ofrece información esencial sobre el tumor, como su grado de malignidad y, en especial, si puede ser más o menos susceptible a una terapia en particular.

 

Desde hace varios años la ciencia ha avanzado en la identificación de diferentes marcadores, lo que ayuda a los médicos a buscar esas moléculas para definir, entre otras cosas, el mejor tratamiento.

 

No obstante, en Uruguay, tener el resultado de esa muestra usualmente demoraba alrededor de un mes, debido a que el tejido debía ser analizado en diferentes laboratorios pues no había uno que tuviera la capacidad de identificar los cinco o seis marcadores tumorales que se precisaban.

solicitó colaboración al equipo de Osinaga para implementar el análisis del perfil molecular del cáncer de pulmón que permite obtener los resultados en diez días o menos.

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El trabajo implicó también la creación en 2019, del Laboratorio de Oncología Molecular dentro del hospital —liderado por Osinaga y la también médica e investigadora Nora Berois—, que integra a científicos y médicos, colabora con la formación de estos últimos en el área de la investigación y continúa con el desarrollo de nuevas técnicas en pos de diagnósticos más rápidos.

 

A partir del trabajo de este laboratorio y el análisis molecular desarrollado, ahora es posible hacer un perfil molecular que incluye los principales marcadores tumorales para cáncer de pulmón en un mismo centro público y dentro de los tiempos recomendados internacionalmente.

 

“Se ha realizado una importante contribución desde la investigación molecular al campo asistencial. Hoy el Hospital Maciel es el único centro en donde confluyen el oncólogo, el patólogo y el laboratorio de biología molecular para resolver un problema de salud humana”, dice Osinaga.
 

“Hasta podía ocurrir que al último laboratorio no le alcanzara (la cantidad de muestra), porque se consumía antes”, explica el médico e investigador responsable del Laboratorio de Glicobiología e Inmunología Tumoral del Institut Pasteur de Montevideo, Eduardo Osinaga. “Al paciente a veces le llevaba un mes y medio tener un diagnóstico. Para alguien con cáncer de pulmón, es muchísimo tiempo. Por eso las pautas internacionales recomiendan diez días hábiles para resolver el tema”, agrega.

 

Interesados en reducir ese periplo y ayudar a que el médico pueda definir el tratamiento de manera más temprana, el Servicio de Oncología del Hospital Maciel

UNA TÉCNICA VANGUARDISTA EN URUGUAY

En la actualidad, para diagnosticar la presencia de cáncer se apela a las clásicas biopsias tumorales. Estas implican la extracción de una pequeña cantidad de tejido del cuerpo para su posterior examen en el microscopio. Según lo que se identifique en ese análisis, es el tratamiento que se indica al paciente.

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Además de que el análisis demora varias semanas en realizarse, que es invasivo y, en casos, doloroso, el principal inconveniente de esta técnica es que no logra recoger la heterogeneidad tumoral. Es decir, si se realiza la biopsia en, por ejemplo, un pulmón, se tendrá la información asociada a esa parte puntual del cuerpo, pero no será capaz de indicar con exactitud sobre la situación en otros órganos en los que haya metástasis. 

 

Esto último, precisamente, se soluciona con una técnica moderna de creciente utilidad para el diagnóstico de cáncer a nivel mundial y que hoy el equipo de investigadores liderados por Osinaga y Berois aplica en pacientes del Hospital Maciel: la biopsia líquida.​

​“Con la biopsia líquida ahora se puede hacer el análisis con el ADN libre que está circulando en la sangre y a partir de las propias células tumorales liberadas por los tumores al torrente sanguíneo. Se puede aislar ese ADN, identificar las mutaciones y, según estas, los médicos pueden determinar un tratamiento”, comenta Osinaga. El investigador aclara que el cáncer es una enfermedad que se caracteriza por la gran cantidad de mutaciones genéticas. Justamente, la principal diferencia entre una célula sana y una cancerosa es que esta última tiene una determinada cantidad de mutaciones que la hicieron independiente, no respondedora, invasiva y que genera nuevos focos a distancia (metástasis).

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Cuando un paciente está enfermo de cáncer, las mutaciones del tumor varían constantemente, por lo que es fundamental contar con información actual sobre el estado de situación. Esto es justamente un problema que la biopsia líquida ha podido mejorar: "A veces ocurre que en un determinado momento se hace un diagnóstico sobre un tumor, el paciente se cura y a los dos años le reaparece la enfermedad. Hay que adaptar el diagnóstico, porque no es lo mejor establecer un tratamiento en 2024 a partir de un tejido obtenido y analizado en 2022. En cambio, si se le saca sangre al paciente en 2024 y se aísla el ADN, se esta obteniendo la muestra ese día, en ese momento. Además, el material tumoral circulante representa mejor la carga tumoral global del paciente, no solo del sitio en el que está el tumor primario, sino de todas las metástasis también ", explica el médico e investigador.

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Si bien en el Laboratorio de Glicobiología e Inmunología Tumoral del IP Montevideo ya venían trabajando con esta metodología hace años, al no tener contacto directo con los pacientes, era más complicado llevar adelante los análisis. A partir del vínculo con el Hospital Maciel, las investigaciones pudieron avanzar: "en el Maciel tenían los pacientes pero no la tecnología. El puente IP Montevideo - Hospital Maciel fue un win-win para todos. Es uno de los aspectos que a nuestro grupo le ha dado mayor crecimiento y más potencial como identidad biomédica", expresa Osinaga.

RESPUESTAS A PREGUNTAS REALES

¿Por qué es importante que dos mundos, como el de la investigación y la clínica, trabajen conectados?

Para Osinaga, esta vinculación permite que los investigadores puedan buscar respuestas a las preguntas de la medicina. “A veces los científicos nos enfocamos mucho en modelos animales, como ratones, que son necesarios para obtener conclusiones preclínicas. Aunque lo que tiene que ver con pacientes, con la realidad clínica y la patología, es parte de nuestra vida, muchas veces el diálogo con los oncólogos solía ser esporádico. Ahora, con el trabajo en conjunto con el Hospital Maciel, todos los días podemos conversar sobre cada paciente, sobre lo que está pasando y eso repercute en la realidad asistencial”, explica el investigador. En el área clínica, por lo tanto, el vínculo con el instituto es una ventaja a la hora de diagnosticar y tratar a los pacientes, porque cuentan con más alternativas de análisis e información para tomar decisiones.

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​En el caso del Laboratorio de Oncología Molecular, este puente entre ambas instituciones ha permitido que más médicos se incorporen a hacer investigación y a trabajar en los laboratorios. “Una cirujana, por ejemplo, se acercó enseguida al área para hacer una tesis sobre cáncer de tiroides y hoy tiene casi 100 pacientes estudiados. Ella misma hace el aspirado de tiroides, va al laboratorio y procesa la muestra por biología molecular. Eso sería imposible si las herramientas de laboratorio no estuvieran físicamente en el mismo lugar que en el que atiende a los pacientes”, ilustra Osinaga.

DE UN VIEJO INTERÉS A LA REALIDAD

“Si bien mi conexión con el Hospital Maciel viene desde antes de la existencia del IP Montevideo, cuando el oncólogo Diego Touya asumió como jefe del Servicio de Oncología del hospital en 2017 el vínculo se estrechó”, cuenta Osinaga.

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En 2013, cuando Touya formaba parte del Departamento de Oncología del Hospital de Clínicas se involucró con el grupo de trabajo liderado por Osinaga para dar vida a un nuevo proyecto. “Empezamos a estudiar determinados marcadores en cáncer de pulmón en la población uruguaya; estudiamos a más de 400 pacientes”, recuerda el investigador.

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Ya como jefe del Servicio de Oncología del Hospital Maciel, y motivado por ese proyecto anterior, Touya invitó a Osinaga y a Berois a extender parte de los estudios que su grupo realizaba en el IP Montevideo al centro hospitalario ubicado en Ciudad Vieja.

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En 2019 se formó el Laboratorio de Oncología Molecular, con un espacio físico específico para que los investigadores trabajaran más cerca de los oncólogos y accedieran de forma inmediata a las muestras, los datos y para hacer un mejor seguimiento. “Los beneficios para el ámbito asistencial y las actividades de investigación son evidentes”, concluye Osinaga.

EQUIPO DE INVESTIGADORES INVOLUCRADOS EN ESTE PROYECTO:

Institut Pasteur de Montevideo​

  • Eduardo Osinaga

  • Nora Berois

  • Eugenia Fernández

  • Álvaro Pittini

  • Viviana Cardozo

  • Laura Moreno

Hospital Maciel:

  • Diego Touya

  • Laura Bódega

  • Edgardo Berriel

  • Emilia Moreira

  • Diego Santana

  • Mariana Carrasco

  • Marcos Acosta

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